Un informe publicado recientemente por el
Ministerio de Defensa británico sitúa al sureste español como uno de los dos
puntos de conflicto geopolítico en Europa occidental, en el horizonte de 2035,
por la escasez de agua, la aridez y el aumento de las temperaturas por el
efecto invernadero.
Ese informe del Ministerio de Defensa del
Reino Unido, que predice cómo será el planeta en el año 2035, considera a
Murcia y Alicante una zona potencial de conflictos por la falta de agua, la
aridez de los suelos y el cambio climático. El sureste de España y Sicilia son
las dos únicas áreas de Europa en la que los analistas prevén problemas por la
escasez y los costes del agua.
El pasado año 2015 fue el más cálido de
los últimos 75 en el sureste ibérico. La
desertificación podría desplazar a 135 millones de personas para 2045, según
ese reciente informe del Ministerio de Defensa de Gran Bretaña. Y el número
alcanzaría los 200 millones para 2050 debido a otras consecuencias del cambio
climático, como los desastres naturales, advirtió el especialista británico en
refugiados ambientales, Norman Myers.
“La ciencia puede afirmar con razón que
la degradación del suelo es un factor importante en la migración porque los
países que generan la mayor cantidad de migrantes hoy en día son (aquellos)
donde la desertificación y la degradación de la tierra se han materializado”,
dice Uriel Safriel, profesor emérito de la Universidad Hebrea de Jerusalén y
presidente de la Comisión de Ciencia y Tecnología de la Convención de las
Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación (UNCCD).
El cambio climático ya afectó de diversas
maneras a los 2.000 millones de personas que viven en las regiones más áridas
del mundo, las que abarcan 41 por ciento de la superficie terrestre, según la
UNCCD. En los últimos 60 años, 40 por ciento de los conflictos dentro de los
Estados estuvieron vinculados a la tierra y recursos naturales como el agua,
según informes de UNCCD. En la actualidad 70 por ciento de los países declaran
problemas de seguridad nacional a raíz del cambio climático, manifestado en la
desertificación y la sequía, entre otras consecuencias.
Migración
El informe del Ministerio de Defensa
británico señala que, dadas esas situaciones socioeconómicas, las zonas con
mayor población de jóvenes son más susceptibles a la inestabilidad y a los
conflictos armados, así como de ser víctimas del extremismo radical. “Si bien
la migración siempre ha sido un mecanismo de adaptación natural, la dificultad
actual es que las causas y las consecuencias de la migración tienen vínculos
complejos…con el clima y otros factores sociopolíticos”, explicó Safriel.
“Los científicos sociales no presentan
con claridad –o no lo hacen en lo absoluto– los vínculos existentes entre el
uso inadecuado de la tierra, la consiguiente degradación…y la pérdida de medios de vida como posibles
causas de la migración”, subrayó. “Aunque necesitamos más información acerca de
estos vínculos para conocer cuáles factores contribuyen más a la migración,
sabemos con certeza que la degradación de la tierra es el factor que puede
impulsar otros factores”, precisó.
“A su vez, la degradación de la tierra
tiene otras numerosas causas, una de ellas es el cambio climático. Un factor
directo de la degradación de la tierra es el uso inadecuado del suelo”, añadió.
“¿Por qué un agricultor degrada su propia tierra? La respuesta está en un
conjunto de otros factores indirectos – políticos, de política pública, y
demográficos”, destacó Safriel. Según cálculos de la Organización de las
Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, en los últimos 40 años
casi un tercio de las tierras cultivables del mundo sucumbieron a la erosión.
Un informe de 2015 concluyó que se pierden 12 millones de hectáreas al año.
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